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Tuesday, February 17, 2009

Barcelona día 1. Travessera de Dalt

Todo se me había perdido en Barcelona y tuve que ir a encontrarlo. Salgo un jueves sin saber que ponerme, Madrid está frío, pero qué tal Barcelona, es más húmedo pero no se que llevar, creo que llevo de todo que al final no es tanto ni suficiente y todo es negro, llevo minifalda y medias, pero medias de otoño, solo un poco de calor en el aeropuerto. Mejor ni preguntar en el metro, te pueden enviar de regreso a Madrid. Isabel me espera en la estación de drassanes. yo qué se qué es drassanes. Su taller queda en el Paseo de Colón, llueve, vamos rápido a dejar la maleta, yo me voy con el mapa y la cámara que no voy a usar porque va a llover. Voy por la rambla sin saberlo, a esa altura no se cómo se llama, creo que es la de Santa Mónica. Veo el museo de cera que no me interesa particularmente, aunque la cera me gusta, la gente a veces no tanto, sé sin embargo que alguien lo había mencionado y después del animalario de origami encuentro el Bosque de las Hadas. Voy a almorzar acá. Una cerveza y un bocadillo, no de guayaba por supuesto, 6.75€, árboles fantásticos de papel mache y una hadita de plástico que parece que no está pero todos entran a tomarse fotos con ella, me siento cerca de su estanque a escuchar el sonido del agua y se que no quiero hacer fotos de turista. Salgo en cualquier dirección y mi piloto automático me lleva sin pérdida al MACBA. El sonido de los skaters me hace olvidar el edificio, me siento de espaldas a él, no entro, ya iré con los del master. Cerca hay tiendas kitsch y galerías de diseño, me gusta la cama de retazos de madera viejos y barnizados, me llevo el espejo en la burbuja de plástico. De nuevo sin rumbo comienza a llover, salto a un café para no mojarme demasiado, salto de café en café y llego a una tienda de discos, nunca entro a las tiendas de discos, no compro música, pero la música me gusta y busco el disco de Basquiat, cuando se lo robaron a Rodrigo, nos lo robaron a todos. No lo he vuelto a encontrar. Encuentro Manu Chau, lo prefiero en persona. Recuerdo que me gusta la música y acá se oye diferente, ésta es su casa. En la segunda tienda de música, dos puertas más allá encuentro una revista que nunca cogería, al final no miro las revistas y pesan, pero esta me la llevo, se llama H. Creo que es tiempo de regresar, camino por las ramblas buscando flores para Isabel y comida para el desayuno, una ofrenda para los del piso, se que Isabel vive dos músicos y una chica polaca. Cuando creo que ya iba a encontrar nuevamente el paseo Colón, me encuentro con que llevo 10 minutos caminando en la dirección contraria, disfruto llegar a tiempo así que debo caminar con bolsas, flores, cámara, botas, gotas y afán hasta el taller. Llego. De camino a casa, se de donde son los músicos, y que hacen la polaca, Isabel y su novio, se que a Isabel le gustan los volúmenes redondeados de la ropa y los colores de las espumas. Sigue lloviendo. A Mauricio no lo había visto desde hace unos 10 años, y cuando lo vi, lo vi poco pero nos llevamos bien. No pensé que se acordara de mi, de todas formas lo llamo y hemos quedado para salir esa noche, el toca en un bar en Gracia, me va a recoger en su moto, pero no ha dejado de llover así que lo dejamos para mañana. Hablamos de España y la educación, de una exposición de fotografía que ya había terminado y de las paredes de la cocina. A Isabel le gustan la revista H y las nectarinas. A la chica polaca la persigue un pakistaní todos los días en el metro, a mi ese día me había perseguido un hombre de camisa de cuadros y manga corta que tuve que distraer con un mensaje en el móvil, puedo ser muy paranoica. Esa noche dormí en la habitación de la batería, había una partitura de Van Halen y una cobija que cerraba herméticamente la ventana, puse mis objetos sobre los pedales y no recuerdo mucho más, me fui a dormir feliz, yo me pongo feliz con una facilidad casi morbosa.

Barcelona día 2. Calle del Pintor Fortuny

Linda me había dicho que estuviera a las nueve en el Parc Güell, decidí llegar más tarde, tomé varios caminos equivocados y cuando llegué supe que mis pantalones iban a ser un problema, el intenso calor era más acorde con los cactus del parque. El turismo es un nuevo opio, dadle al pueblo tarifas baratas de avión y ya no recordarán ni para qué es un parque, la experiencia ha sido borrada por la fotografía compacta. En el mirador un músico de viento tocaba una de las canciones del Mago de Oz, le doy unas monedas y nos damos las gracias mutuamente. El mosaico es frío pero la gente se sienta poco porque prefiere el mirador. A lo lejos se ve el pepino, hay un edificio igual en Londres pero este es de colores, acá le dicen la polla. Veo la Sagrada Familia y el mar, encuentro caminos entre los árboles y flores entre los cactus, las fotos me quedan bien. 3€ por entrar a la casa de Gaudí, veo las sillas que me gustan, parecen hojas de trébol de madera maciza, pulida y amarillenta, son perfectas para discutir, las dos personas al sentarse mirarán en direcciones diferentes, no las puedo tocar. La casa es fascinante, una sola habitación en la primera planta con una cama de asombrosa austeridad, sin embargo Gaudí era un hombre social, las sillas, los techos y las semi-puertas de vidrio verde hablan entre ellas y con la visita, el labatorio es una pieza de relicario. Al salir quiero llevarme algo conmigo, pero las tiendas son tan anodinas, me llevo aunque solo en foto un carrusel hecho en mosaico, traía un camilito imaginario del tamaño de un minúsculo jinete, es perfecto para los dos. Bajamos buscando el lagarto, pasamos frente al guitarrista pero solo encontramos a wally, perdido entre la multitud. Voy a encontrarme con Iván para almorzar, bajo buscando la estación del metro y nuevamente sin saberlo llego a la casa, es una suerte que me pueda quitar el pantalón. Primero llamo a la puerta del mismo número pero en otro edificio, error de cálculo, al llegar Antonio está arreglando una bicicleta con Alfon quien aunque es español tiene acento argentino pero en realidad vivió en Cuba. Me pongo una falda y me voy. Con Iván hemos decidido vestirnos de guiris y lo hacemos muy bien. Bajamos nuevamente al puerto al lado del monumento de Colón y tomamos algunas fotografías, luego vamos a buscar donde almorzar, llegamos a la catedral gótica a la que no voy a entrar, encontramos un menú que está bien y nuevamente la música en vivo se mezcla lentos parpadeos y me hace sonreír. De verdad que me queda fácil ser feliz. La comida no es muy especial y el pescado no sabe a nada, debe ser porque a Barcelona van muchos británicos y ellos no comen sal. Como no tengo protegidos los hombros, ellos quedarán rojos por el resto del viaje. Había planeado no ir al Marés, supuse que sería como el Lázaro Galdeano y así fue, debí seguir mi instinto, pero me divierte la gente correcta y a veces me dejo arrastrar. Tres horas y media entre vírgenes góticas y cristos dorados, clavos, tijeras, abanicos, estampillas, objetos hechos con pelo, cascanueces y miles de objetos que nos hicieron dudar de la integridad de Marés, un escultor y profesor universitario que por muy hábil que fuera en las subastas, reunió una colección que no es normal. Me encuentro con Mauricio a las 6:40 frente a la catedral, vamos a un bar que no volví a ver pero allí pude satisfacer mi antojo de mojitos mientras conversábamos en el sillón de cuero del fondo que casualmente estaba vacío. Hablamos de todo y de diez años de distancia, de los amigos comunes y personas nuevas, ahora se que en verano siempre hay luz en Noruega, lo había leído pero es mejor cuando alguien lo cuenta. Vamos a su casa y conozco a Mayka, su novia noruega, ella ve un programa de televisión en el que una mujer mayor disfrazada de conejo rosado dice cosas que no la dejan parar de reír, tiene una sonrisa amplia y contagiosa, nos ofrece una sopa y se va a trabajar a Flamingos, donde iremos más tarde pues Mauricio toca esa noche allí. El tiene un piercing en el labio, es difícil dejar de mirarlo, en Barcelona todos llevan piercings aunque los de Mayka no se ven. Yo logro llevar algo de maquillaje y una diadema metálica por la que no pagué. Me siento junto a Mauricio que es un gran conversador, mientras tanto el toca y algo me enseña sobre pinchar, están pasando Vanishing Point. Una soltera británica con un parpadeante anillo de plástico se dirige a Mauricio y le dice que podría follar toda la noche, solo logra robarle un beso en los labios y luego salta al dueño del bar. Mayka se ríe un poco, todos sabemos como son las despedidas de soltera inglesas. Tomo un horses back y pronto me debo ir, el sábado debo comenzar la exposición para la que no estudié y leo lo que no debía. Se que no me lo voy a aprender. Esa noche Isabel duerme con su novio y yo en su habitación.

Barcelona día 3. 4Cats

Fui la primera en llegar, nunca aprendí mis líneas, hubiera fracasado como actriz, aunque intentamos hacer una visita ágil al Museo de Historia de la Ciudad, los lentos recorridos de las pasarelas romanas nos dejaron ver la luz hasta la hora de la comida, Iván y yo íbamos a pasar de comida para tomar mojitos, pero el grupo nos llevó a 4Cats, un restaurante que debió haber sido una cafetería cutre hace ochenta años, pero a la que Picasso solía ir y dibujar sobre las servilletas, siempre pienso en la anécdota del cheque. El estilo es modernista y el menú vale 23€, hay copias de mala calidad de obras de varios artistas de la época. Preferí el fideuá a la paella y disfruté más el brownie que el helado de yogurt. En Plaza Catalunya nos desviamos para comprar una tarjeta de memoria para la cámara en el fnac, camino a Montjuïc Iván me preguntó por el metro de Quito, me sorprende que no sepa de dónde soy y por los nervios también olvidó la capital de Colombia; al unirnos nuevamente al grupo supe que luego de siete meses desconocían mi origen. Venezuela o Uruguay, todos somos unos salvajes. Cuatro horas más pasaron entre el Museo Nacional de Arte de Catalunya y el CaixaForum, iba a quedarme a un evento de moda para encontrarme con Isabel, pero Iván decide por mi que debo darme una ducha y buscar algo más apropiado para la noche. Regreso a la casa de Isabel pero ella se ha ido y al abrir el portón del edificio descubro que he perdido la llave del piso, reviso la entrada, bajo el tapete, junto al ascensor, subo y la chica polaca de la que nunca supe el nombre me abre la puerta y trato de buscar nuevamente con calma, la llave no está, bajo nuevamente y después de siete minutos encuentro la llave en mi bolsillo, nunca he confiado en hello kitty cuya forma era el aro del llavero, debí guardar la llave en un acto reflejo. En mi maleta solo encuentro unas medias de malla negras, las botas altas y una minifalda, me miro varias veces al espejo del corredor, siempre esperé no tener que usar esa combinación, pero es mi mejor opción, así que me quito los pendientes y me voy. Debíamos encontrarnos en la estación de Liceu a las 10, pero ellos tardaron 40 minutos, mi falda, mis mallas y yo, recorrimos la rambla un par de veces escapando del frío la lluvia y la soledad de las luces de neón. Fuimos aun restaurante Indio en Nou de la Rambla donde Mauricio abrirá pronto su nuevo bar, a él le importa un pepino, ese pepino. Con Mauricio nos encontramos en la Plaza Reial a las 11:40, voy con todo el grupo, nuevamente nos dirigimos a Flamingos, hoy Mayka y Sofía, se visten de secretarias del 1,2,3 para atender el bar, creo que Sofía es sueca. Hoy el Dj es el guitarrista de Stab, la banda de rock en la que toca mauro, mientras tanto él y yo continuamos nuestra conversación. En Flamingos también está Magdalena su esposa, una chica sueca con la que se casó después de terminar la relación, un gran encuentro entre inmigración y civilización. Un red bull y un coctail de pepino y jinebra acompañan la noche, los del master lo pasan bien. Iván se va para People un bar cerca de diputación donde casualmente trabaja Alejandro con quien no pudimos vernos. Alejandro es amigo de Adriana, ahora se que baila claqué y cumple años en la misma semana que yo. Iván vuelve hacia las 4 y vamos con Mauricio, Mayka, Sofía y los de la banda al club Fellini. El club era un puticlub en los 70, rojo, negro y con una intensa vibración sexual, Mauricio e Iván hablan mientras yo bailo, evito el contacto visual que a esta hora parece determinante. Iván prefiere otra música. Un hombre baila sobre la barra y me recuerda a los dodó, es el encargado de relaciones del bar y sabe muy bien lo que hace. El pelo rojizo, el bigote oscuro y el pantalón ajustado y caído sobre sus delgadas piernas, bailan con el foco naranja que lo comunica con la lengua de una francesa. Iván decide irse porque debemos madrugar, Mauricio y yo nos quedamos junto a la barra y solo hasta las seis salimos de allí. Frente a la estación, mientras Mauricio saluda a un amigo suyo que dice no saber como se llama, una rubia de vestido violeta besa a Mayka quien sonriente me dice que Magdalena, la esposa de Mauricio es de puta madre.

Barcelona día 4. La Rambla del Raval

Camilo llama a las 9:30 desde el Kremlin de Moscú, hemos decidido estar en los dos lugares al tiempo, así que alcanzo a ver la Plaza Roja y sigo durmiendo, hoy no voy a ir al MACBA pese a la insistencia de Iván. Me despierto en la habitación de Alfon quien ha acordado con Isabel cederme su cama, pues ella y Antonio dormían esa noche en su habitación, abro la puerta sin golpear, Isabel está en toalla y Antonio medio dormido, decidimos irnos de picnic, hay un sitio donde venden pollo asado, y nos vamos con él para el paseo de Sant Joan, Antonio habla de medicina natural y fotografía, mientras Isabel sigue trabajando en su cabeza en un vestido violeta. Nosotros la fotografiamos, lleva unas medias moradas y el cabello recogido. Bajamos por el paseo y aunque también fotografiamos el búho, no vemos la Sagrada Familia. Vamos hasta el parque donde está el Museo de Zoología y salimos por el paseo Colón en busca de un helado, yo pido straciatella, están pasando la final del Roland Garros y va a ganar Nadal, les cuento lo poco que se de tennis pero descubro lo mucho que ahora lo disfruto y nos vamos para la iglesia de Santa María del Mar, yo quiero intentar ir al MACBA, así que vamos entre las calles descubriendo olores a fríjoles, banderas inglesas con imágenes griegas y cruzamos una calle a lo criollo. Llegamos al museo pero ya está cerrado, ahora se que no va a estar cerrado el lunes. Antonio me lleva hasta la Rambla del Raval, allí nos tomamos un té con hoja de menta y nos separamos, él se va a ayudar a Isabel, yo me voy a caminar el Raval. La palabra inmigración es muy amplia y la ciudad es muy diversa entre portal y portal; dos hombres de camisones blancos y un grupo de hombres gays de Europa del este se cruzan en mi primera calle, lo que menos veo son asiáticos. Nuevamente quiero regresar al MACBA, me gusta el sonido de los skaters, el domingo en la tarde se pueden ver más de 40 de todas las edades, el sonido me hace escribir, desconozco esa caligrafía y escucho conversaciones contiguas. Me voy para la Pedrera, el mapa no indica muy bien donde está pero sigo el Passeig de Gracia y consigo llegar a la puerta, cuesta 9€ y no se puede ver gran cosa, ya van a cerrar, los muebles originales se han quemado y prefiero continuar, voy a la Sagrada Familia, entiendo por qué la iglesia está abandonada, alguien robó la magia del lugar. Vuelvo a las ramblas para encontrarme con los del master, nuevamente prefiero cambiar la comida por un coctail, encuentro Patagonia, un bar que en la primera planta tiene una heladería, la decoración es violeta con negro y dorado, es atendido por dos nórdicas y un latinoamericano, Iván dice que es gay, todos son bastante atractivos. Pido un black russian, es vodka con Tía María que es un licor de café, me recomiendan el white porque dicen que el otro es muy fuerte, yo creo que es muy dulce, debían poner más vodka que licor de café que es un aperitivo. Encuentro a los del grupo y volvemos al bar, esta vez pido un margarita. Salimos un poco antes de las doce y ellos quieren recorrer el centro histórico, estamos Raquel, Carmen, Aure, Iván y yo. Frente a la catedral gótica empezamos a hacer fotos eróticas, si es que con nuestra libido de estudiantes de master de museos se les pueden llamar así, continuamos por callejones y llegamos a la Plaza del Rei, todo el camino somos acosados por vendedores de cerveza de 1€, regreso a las 3 en el bus N4, esta noche duermo sola en casa de Isabel.

Barcelona día 5. Las Vegas or Monaco

Lo que más disfruto de la casa de Isabel el la presión del agua en la ducha, salgo antes de las 10 y voy a dejar mi maleta en el taller, es mi último día. Un hombre árbol, un caballero cagante, un depredador, Cristóbal Colón y la muerte, acechan las ramblas, solo le doy dinero al hombre árbol, deben hacer unos 300€ diarios. Quisiera hospedarme una próxima vez en el hotel Camper, llego finalmente al MACBA. Comienza el recorrido por el final y llego a la primera planta por las escaleras de seguridad, un hombre parecido a George Lucas me pregunta si el artista es argentino, ahora se que no lo es. Nomeda & Gediminas Urbonas un colectivo lituano participó con esta obra, Devices for Action, en la última Bienal de Venecia. Varios días después sigo cantando el Karaoke de Abba So I must leave, Ill have to go, To las vegas or monaco, y quiero escuchar paloma blanca, voy a protestar a favor de Lituania. Somos pocas personas dentro del edificio y la goma de mis zapatos despierta a los vigilantes. Es un día de verano. Recojo nuevamente las calles, algunos cafés y como Isabel no contestó el móvil debo volver al taller. El vestido violeta es muy elegante aun en espuma y las mangas la hacen reir. Voy a encontrarme con Mayka y Mauricio para almorzar. Me siento en la Plaza Real sobre una bola de hierro entre una anciana de pañuelo rojo y un hombre con camisa del mismo color, yo estoy de negro. Ellos llegan rodando sobre sus tablas, ambos de gafas oscuras, él trae una camiseta morada, vamos nuevamente en dirección al MACBA y nos detenemos en un restaurante del que no supe el nombre pero las sillas están marcadas con re. El día anterior había estado allí tomando fotos. La mesa está reservada pero nos hacen esperar, los tres pedimos lo mismo. Esa tarde tienen lluvia de ideas sobre Toilet, pienso que es un concepto masculino, hablo de Camilo y Anton Chejov, Mayka se ríe y asienta, hablamos de Fassbinder y su viaje a Cartagena, también de Truman Capote, Philip Seymour Hoffman, de Benicio del Toro y del Che Guevara. Mayka no ha dormido y regresamos al piso, lo reconozco de fuera por la mesa y el mantel de cuadros rojos y blancos en el balcón, el portón permanece abierto y la ventana entreabierta, muu no se puede quedar encerrado, es un gran piso, al menos tres veces más grande que el mío. Mientras reviso mi correo ella descansa sobre el sofá rojo y él repasa una obra sobre la que me enseña reverberación en logic. Hace más de tres años que prefiero el silencio, pero Barcelona es muy acústica, pienso en los skaters. Mauricio y yo tenemos la misma edad, pero cada uno vive en su tiempo, en Barcelona el único tiempo es el presente, solo la Sagrada Familia se salió de su órbita, en Madrid se mira al pasado para encontrar el futuro, pero yo aun no vivo Madrid, en mi puerta están marcadas las dos líneas de la pausa y atravieso la puerta solo lo indispensable, no se qué edad tengo en Barcelona. Salimos para abichuela mágica donde conozco a sus socios, dos ojos oscuros y dos azules, recojo el disco de Stab y debo ir nuevamenteal taller por mi maleta, en el camino entro a una tienda a la que nunca entraría, huele a incienso, pero encuentro la cortina de baño transparente que quiero desde hace meses, también veo un pequeño pato que brilla en la oscuridad lo bautizo barcelona y me lo llevo. No alcanzo a ir a la playa, la aerolínea me cambió el horario del vuelo y debo estar en el aeropuerto a las siete, tardo una hora en llegar, así que me voy para el puerto y le tomo fotos a barcelona, el pato. Me tomo unas cuantas fotos pero salgo muy mal, mi cámara está sucia y yo también. Quiero quitarme el negro de la ropa y el cinturón, antes de entrar al metro pienso que Barcelona se parece a Cartagena, y que yo, aun me parezco a mí. En el avión se escucha música de Mtv y viajo junto a cuatro pilotos de la aerolínea, me quedo pensando cómo se verá en el cielo un ojo de agua.