Yes we can
“Yes we can” El nuevo presidente de los Estados Unidos, el demócrata Barack Obama apoyó su candidatura presidencial en este sencillo pero contundente slogan “Si podemos”. Millones de personas alrededor del mundo, estadounidenses y no estadounidenses lo han repetido como si de un mantra se tratase. No pretendo entrar de ninguna manera en profundidades políticas, pero si me interesa resaltar el sofisticado arte de la publicidad y su poder para cambiar paradigmas.
En Estados Unidos hasta el año 1965, 2 anos después del elocuente discurso en el que Martin Luther King se dirigió a los norteamericanos con la frase “I have a Dream”, la población afroamericana no tenía los mismos derechos civiles que los blancos. El color oscuro de sus pieles se ha relacionado con las connotaciones negativas del color negro, de la ausencia de luz; sin embargo, una frase ambigua, abierta, sonora y fácil de pronunciar para todas las personas de cualquier origen lingüístico como Yes We Can [véase el exitoso caso de las marcas Kodak o Coca-Cola], ha logrado cambiar en tan solo unos meses el prejuicio de negro = malo al negro = bueno, al negro como el nuevo color de la esperanza, de manera que si ahora mismo alguien puede decir con toda propiedad Yes we can, son los publicistas.
El siglo XX ha constituido para la publicidad el periodo de mayor crecimiento y protagonismo social de toda su historia. La evolución de los sistemas de comunicación de la mano de la superproducción tecnológica consecuencia de las guerras, el extraordinario incremento demográfico vivido a lo largo del siglo y la necesidad de los estados de establecer un orden frente a las crecientes masas han permitido que la publicidad haya pasado de ser una herramienta de venta a un sistema complejo de comunicación homogeneizante.
El arte y la publicidad han estado estrechamente relacionados desde sus inicios aunque intrínsecamente cada uno se fundamenta conceptualmente de formas diferentes, la publicidad por un lado procura conducir el pensamiento del público hacia un mismo y determinado fin, mientras que el arte presupone la reflexión y elaboración de criterios de cada espectador. Los códigos propios de cada lenguaje habían convivido paralelamente dentro del mismo objeto, siendo este el medio para ambos fines, han desdibujado sus límites en un proceso crítico y de hibridación propio de las últimas décadas.
En la década de los años 50’s, periodo de bienestar económico para la nación norteamericana, llega desde Inglaterra a Nueva York un movimiento diametralmente opuesto al expresionismo abstracto vigente en la época, el Pop Art, una tendencia artística que emplea los códigos de lenguaje de la cultura popular para la construcción de las obras y sus significados. El Pop Art se nutre del lenguaje de publicidad y de la producción seriada, se convierte en una introspección sobre los cimientos de la cultura norteamericana, una autocrítica, un reflejo, el barroquismo del nuevo teatro televisivo, el consumo de bienes y la creación de nuevas necesidades, el consumo de imágenes y de nuevos mitos. La construcción y develación de una identidad cultural.
“Creo absolutamente en la publicidad y los medios.
Mi arte y mi vida personal se basan en ellos.
Creo que el mundo del arte podría ser una enorme reserva
para todos los involucrados en la publicidad”
Jeff Koons
Algunos artistas del siglo XX cuya obra está estrechamente relacionada con la publicidad: Henri de Tolouse Lautrec – Alfonse Mucha – Diego Rivera – Georges Seurat – Andy Warhol – Jeff Koons – Roy Lichtenstein - David La Cahpelle – Richard Avedon – Robert Mapplethorpe – Takashi Murakami.
Tuesday, February 17, 2009
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